Esta historia comienza en 2012, cuando Nacho Valero (maestro galletero) y María Reina (galletera consorte), tras haber visto demasiadas veces Small Time Crooks, de Woody Allen, abrimos Dulce Regina. 

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¿Una tienda sólo de galletas? ¿En Sevilla? ¿Y no es una tapadera para robar el banco central? Eran preguntas que nos hacían -y nos hacíamos- entonces. Sólo teníamos 6 sabores, y apenas una pequeña amasadora. Pero la ilusión era infinita. Y la juventud también cuenta. Tuvimos muy buena acogida, tanta que decidimos hacer de la galletas nuestro oficio en adelante. Un oficio serio :-)

 

En 2015 probamos a expandir el negocio, y con la ayuda de socios inversores nace el proyecto de franquicias Galletanas, que a día de hoy sigue operando en otras ciudades andaluzas. 

 

Pero nunca descuidamos nuestra pequeña gran tienda de galletas, la original, sino todo lo contrario: en 2018 ampliamos el local de Regina: tiramos el muro trasero, y tras la él no estaba el banco central, pero sí las antiguas instalaciones de un obrador de pan, abandonado desde los años ’60, al que dimos una nueva vida como obrador de galletas. 

 

Durante el extraño período de pandemia 2020-’22, nuestra ciudad nos demostró que aún había ganas de galletas para rato; vivimos una oleada de apoyo local que nos motivó mucho a crear nuevos sabores y galletas de temporada. 

 

En 2024 hemos sacado una segunda generación de galletas, a la vez que mantenemos nuestra carta clásica. En total, 23 tipos diferentes que hacen las delicias de varias generaciones de sevillan@s y visitantes. 

 

Y en esas seguimos. Sin haber encontrado el túnel al banco central pero ilusionados como el primer día. Tan sólo podemos deciros GRACIAS, a todos y cada uno de los clientes, por hacer posible que sigamos trabajando en ese sueño loco que es crear una galleta perfecta. Os la merecéis.